Mostrando entradas con la etiqueta México. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta México. Mostrar todas las entradas

sábado, 9 de octubre de 2010

México 2010 11th International Docomomo Conference

La relación de la arquitectura moderna con la ciudad del pasado: el caso del del Centro Simón Bolívar

Avenida Bolivar, Caracas. (f. CIC-Universidad Católica Andrés Bello)

Un edificio, centro de una ciudad

El Centro Simón Bolívar de Caracas es uno de los más interesantes, más importantes y ─paradójicamente─, menos conocidos ejemplos de infraestructura social y cívica de la modernidad en Latinoamérica. Prácticamente ningún edificio en el mundo interpreta el complejo doble rol de ser a la vez un edificio y el centro de una ciudad capital.

Pensémoslo por un momento: ¿Qué proyecto moderno ha venido fungiendo por más de medio siglo como centro de una ciudad? Si hacemos la pregunta: ¿Qué edificio es una torre, es una plaza, es una estación de autobuses, un centro de negocios, un centro comercial, un distribuidor vial, un conector peatonal, un vínculo urbano y simultáneamente es el símbolo de una ciudad? La respuesta es: solo el Centro Simón Bolívar de Caracas (1948-1955), del planificador urbano francés Maurice E.H. Rotival y el arquitecto venezolano Cipriano J. Domínguez, quien dijo una vez: "Algo nuevo y enorme en sus consecuencias está por venir, Un nuevo mundo emerge…"

Comparado a su inmediato precedente americano ─e inspiración─ el también multifuncional Rockefeller Center en Nueva York (1933), vemos que mientras el Centro Simón Bolívar se convierte en el centro de todas las vistas de la ciudad en el área metropolitana y es imposible escapar a percibir su presencia monumental al final de la Avenida Bolívar, el Rockefeller Center, con sus diversos edificios levantándose en la manera tradicional en sus parcelas de acuerdo a la retícula de la ciudad entre la 6ta. y la 5ta. avenidas (1, 10, 30, 50 Rockefeller Plaza o aquéllos en la Avenida de las Américas), solo se percibe al aproximársele. Por otra parte, su inmediato ejemplo americano, el moderno centro de Brasilia de 1956-60, la Praça dos Três Poderes, bella y monumental como es, comparada con el intrincado tejido que el Centro Simón Bolívar fabricó para interactuar con la ciudad histórica tradicional, luce como una explanada escultórica y monumental contemplativa, separada del resto de la ciudad.

Por lo tanto, de allí la importancia de revisitar el Centro Simón Bolívar, una obra maestra venezolana de infraestructura social y cívica en Latinoamérica. El centro de una ciudad es el lugar de toda la actividad ciudadana, donde la ciudad se contempla tanto a sí misma como a su historia, y donde su imagen se retrata: el lugar de encuentro de toda su vida social y cívica. Debido a este papel protagónico, el CSB fue pionero el concebir un proyecto de infraestructura que funcionase exitosamente y a la vez calzase formalmente en la fábrica urbana pre-existente.: la retícula colonial En 1939, la Plaza Bolívar estaba aún funcionando como centro de la ciudad cuando el nuevo plan maestro empezó a desarrollarse: el Plan Rotival.

Entonces, la plaza fue abandonada por ser demasiado pequeña para el crecimiento urbano previsto. Y un nuevo centro fue propuesto. El Plan Regulador consistió básicamente en la invención de un nuevo corazón para la ciudad. Estaba compuesto básicamente de una avenida monumental con varios episodios urbanos desarrollándose a lo largo de un eje, que drásticamente cortaría la retícula tradicional. La primera idea del Plan fue la de crear un nuevo y monumental Centro Cívico, que terminó siendo el actual complejo residencial de El Silencio por Villanueva, alrededor de la Plaza O´Leary, la primera fase de la actual Avenida Bolívar hacia el oeste, y en segundo lugar la idea del proyecto del Centro Simón Bolívar, es decir la segunda fase del plan.

La decisión heroica de erigir un nuevo corazón para la ciudad (intentada sin éxito en El Silencio (Carlos Raúl Villanueva, 1942), "se deslizó" por así decirlo, por el eje central de la monumental Avenida Bolívar hasta finalmente atracar tres cuadras más al este. De acuerdo a este plan, un proyecto moderno de re-distribución general de las calles ─semejante a un eficiente circuito eléctrico─ fue insertado en la retícula. Anclado en el corazón de Caracas, entre las apretadas cuadras del Centro Histórico Colonial, el Centro Simón Bolívar debía de insertarse en medio de una fila de cuadras a fin de fabricar y de hacer resaltar el eje urbano monumental este-oeste de la nueva avenida. Es, luego de la conclusión de la urbanización El Silencio, el caso más importante de un proyecto arquitectónico que sigue al pie de la letra en la historia de Venezuela un sabio, profundo y seguro Plan Maestro de Diseño Urbano (el Plan Rotival,1939).

Las aspiraciones urbanas del nuevo proyecto: su monumentalidad, su dualidad (las torres de treinta pisos de altura, los espacios urbanos divididos, los cuerpos bajos gemelos), y la larga parábola descrita para hacer la transición del gran salto que se da desde la escala doméstica al oeste de los bloques perimetrales de El Silencio hasta las alturas nunca antes vistas en la ciudad de los dos rascacielos de estructura metálica al este, eran todas ideas previas al proyecto de arquitectura.

La segunda gran epopeya de esta historia de siete años de duración cuenta cómo el arquitecto que recibió el encargo, Cipriano J. Domínguez, transformó las directrices establecidas en el Plan Rotival en un proyecto arquitectónico-urbano que valientemente detentaba todos los sueños de la modernidad de su tiempo… así como los suyos propios.

Las otras Torres gemelas

La ciudad de Caracas entró en el siglo veinte en gran parte como una ciudad olvidada, por largo tiempo abandonada por el gobierno nacional. Tan tarde como los 1930s permaneció casi sin ser tocada, con su vieja trama colonial y algunas dispersas intervenciones urbanas decimonónicas, debido a una larga dictadura que desde 1908 prácticamente mudó el gobierno a la vecina ciudad de Maracay. En 1936, al final de ese período, se creó una Dirección de Urbanismo, puesto que "Caracas ya no puede posponer su necesidad vital de ser urbanizada siguiendo un vasto programa que resuelva eficientemente el funcionamiento regular de los servicios públicos para la población y que pronostique su futuro como una gran ciudad moderna".

Esta oficina empezó a trabajar en un Plan Regulador para Caracas, el cual fue oficialmente presentado en 1939 y pensado para salvar el vacío de planeamiento que existía frente al crecimiento de la población y el desarrollo urbano. Para su concepción, el gobierno contrató a una compañía de notables urbanistas franceses, Prost, Lambert, Rotival & Wegnestein, que deberían trabajar con los expertos arquitectónicos locales, entre ellos, el arquitecto Domínguez y también el maestro moderno venezolano Carlos Raúl Villanueva. De los tres expertos franceses, fue el visionario Maurice E. H. Rotival, un ingeniero de Ponts et Chausées experto en Urbanismo "con un impresionante sentido del olfato" -como recordaba uno de sus colegas de la Dirección de Urbanismo-, el responsable de tomar el liderazgo en las discusiones sobre el partido general y las directrices del Plan Maestro de Diseño Urbano de la nueva Avenida Bolívar -entonces llamada la "Avenida Principal"-.

El proyecto intentaba incorporar en la Caracas del siglo veinte el urbanismo del siglo diecinueve que nunca tuvo. Fue Rotival quien tuvo "un acercamiento más amplio a la situación de la Caracas del momento, tratando de entender cuál rol iba a jugar el proyecto en la ciudad". La visión era altamente plástica, con una grandiosa, formalista, Beauxartiana aproximación a la ciudad, la Avenida Principal semejando unos Campos Elíseos caribeños, alineados de palmas y pórticos. El plan debía resolver "el problema del tráfico mediante la creación de avenidas capaces de absorber la gran masa de vehículos", crear una "avenida central que, con sus proporciones y las fachadas de sus edificios, le dieran a la ciudad un carácter monumental", y "construir plazas monumentales, paseos y parques donde el movimiento público pudiera organizarse durante las grandes festividades".

Nuevos edificios gubernamentales como un nuevo Capitolio, una nueva Gobernación, Ministerios, mercados, escuelas y un Cenotafio para Simón Bolívar en la cúspide de la colina de El Calvario (al final del eje al oeste) eran también elementos importantes del plan. En 1945, las obras de El Silencio estaban por concluirse, y se tomó la decisión de continuar la avenida tres cuadras más hacia el este. A comienzos de 1946, el Gobernador de Caracas creó la Comisión Administradora de la Avenida Bolívar, y Maurice Rotival fue llamado de nuevo a regresar al país para unirse a ella. Esta vez él tomó la decisión junto con la Comisión Administradora de dar un salto adelante y modernizar el concepto del diseño de la avenida, introduciendo pasos y áreas de estacionamientos subterráneos, intersecciones de calles en dos niveles, un esquema completo de distribución del tránsito, comercio subterráneo y caminerías peatonales y una plaza monumental a cinco niveles equipada con una estación central de autobuses, con la aspiración de que todo el complejo se conviritiera un día en "un gran foro urbano".

A este cambio de parecer de Rotival se le conoció como el "Foro Bolivar". La idea en sí era que, con las calles norte-sur circulando bajo los edificios de la avenida, podría ser posible aliviar y liberar todo el tráfico del centro de la ciudad. Por supuesto, la propuesta al comienzo fue tildada de utópica, pero finalmente fue aprobada por la Gobernación el día primero de Enero de 1947.

Como El Silencio, el Centro Simón Bolívar se convirtió en una importante renovación urbana. Docenas de cuadras antiguas fueron expropiadas y demolidas para poder completarla… una gigantesca operación urbanística. La avenida tendría ocho vías para automóviles y dos secciones construidas principales: primero, tres sets dobles de bloques al oeste de menor escala para relacionarse con la de los bloques de El Silencio, que eran llamadas a convertirse en el principal centro comercial de la ciudad y que gradualmente aumentarían en altura, y segundo, las cuadras de edificios de mayor escala, que originalmente eran residenciales, y al final se convirtieron en torres de oficinas.

Rotival era un hombre de un pensamiento urbano ambicioso. Muy de cerca a su visión vino el plan de diseño urbano, y directo desde allí, el proyecto arquitectónico del Centro Simón Bolívar. "El quería hacer un símbolo para la ciudad, y lo logró", dijo el arquitecto Gustavo Ferrero Tamayo, miembro de la Comisión Administradora de la Avenida Bolívar, "Maurice lo supo desde el principio mientras estaba haciendo sus dibujos, y se los pasaba a Cipriano Domínguez diciendo: ´Este es el símbolo para Caracas´". Cipriano Domínguez fue entonces comisionado para orquestar el proyecto de arquitectura. Cuando entonces se le preguntó si él sentía que era capaz de llevar adelante un encargo tan ambicioso, se dice que contestó: "Bueno, no lo sé… Quizás sí!".

Ahora él y su equipo debían responderle a una institución recién creada, la Compañía Anónima Obras de la Avenida Bolívar C.A., que debía dirigir las obras… pero también tendrían que vérselas con los deseos y caprichos del jefe del Estado en ese momento, el General Marcos Pérez Jiménez, la innegable fuerza conductora tras el Centro Simón Bolívar. Todo realizado en el lenguaje arquitectónico personal tropical moderno favorito de Domínguez, que usualmente es relacionado con el Ministerio de Educación y Salud (Lucio Costa, 1937-43). Cipriano J. Domínguez, graduado en la Ecole Speciale d´Architecture de París y un francófilo empedernido, era un gran admirador de Le Corbusier, al cual a menudo citaba, recordando lo que éste escribió una vez en Vers une Architecture: "Soy un arquitecto y un planificador urbano: hago planes. Mi temperamento me inclina a los placeres del descubrimiento. Movimiento, desarrollo, el placer mismo de vivir son mi pasión… Hago los planos de una ciudad contemporánea".

La construcción empezó en Octubre, 1948. Domínguez emprendió "con arte y con dignidad" todos los estudios necesarios para convertir el Plan Maestro de Diseño Urbano en arquitectura moderna. No hubo oportunidad de hacer un Anteproyecto: todo fue directo del Plan Maestro al proyecto y de allí a su construcción directa, fast track. Es imposible negar que el orgullo político estaba en juego. Pérez Jiménez quería un edificio representativo para ganar prestigio, y lo quería rápido. Estaba, también, obsesionado con la altura, obligando arbitrariamente a elevar las torres a treinta pisos durante una visita al taller del arquitecto, de manera que alcanzasen la cota de los mil metros de altura.

El resultado fue la legendaria colección de mil dibujos a lápiz, expresando cada detalle del desarrollo de 400,000 metros cuadrados, completamente terminados luego de una década de intensos trabajos, en 1958. Tres sótanos de estacionamientos, una estación central de ochenta autobuses, un importante pasaje subterráneo de cuatro canales que enlaza la avenida con El Silencio, más tres calles subterráneas norte-sur y, finalmente, dos largos bloques, el Bloque Norte y el Bloque Sur, coronados con las monumentales torres gemelas -muy a menudo conocidas en su época como el "Rockefeller Center de Caracas"-, completaba el conjunto.

El Centro Simón Bolívar fue un éxito en todos los sentidos, desde su concepto original hasta su uso y abuso actuales, sesenta años más tarde. Se convirtió en la imagen de Caracas y en el símbolo formal de la modernidad de la ciudad, y lo sigue siendo, a pesar de que ésta ha crecido cuatro veces desde su construcción. Una placa de bronce instalada en el edificio conmemora la fecha en que Caracas alcanzó el millón de personas, la cual coincidió con la inauguración del Centro Simón Bolívar.

El CSB desde entonces se ha convertido en el edificio más emblemático de Caracas. Es una cuerpo mdoerno multifuncional, una obra de infraestructura cívica y social, un ícono arquitectónico que detenta todos los sueños de la arquitectura mdoerna de su época - especialmente los de Le Corbusier-, con amplias plantas libres, pilotis, rampas, brise-soleils, terrazas jardín. Una arquitectura moderna tropical que a la manera académica alinea simétricamente sus volúmenes y sus grandes espacios abiertos a lo largo del eje de la Avenida Bolívar.

Sin embargo, las una vez radiantes "Torres de El Silencio", luego de muchos años de falta de mantenimiento y supervisión, unidos al intenso uso de las oficinas, está un estado deplorable, Ahora que Caracas ha alcanzado los cuatro millones y medio de habitantes, el Centro Simón Bolívar enfrenta una nueva amenaza: pronto será sometido a una importante restauración que ya amenaza con ser muy controversial... Nadie puede garantizar que ésta será hecha respetuosamente, de acuerdo a su proyecto original.

Como Graziano Gasparini escribió en Escuchando al Monumentoː “Hay un punto que debe ser manifestado muy claramente, como una vez dijo Solá-Morales: “cada edificio tiene su propia capacidad de expresarse. Los aspectos de la intervención de arquitecturas históricas no son ni neither problemas abstractos ni problemas que puedan formularse de una vez por todas, sino más bien problemas que se erigen como problemas concretos sobre estructuras concretas. Quizás por esto, dejar hablar a el edificio es todavía hoy la primera actitud responsable y lúcida al confrontar un problema de restauración…”.

Hay muchos casos concretos que demuestran cuán superfluos son algunas reglas y enunciados: casos en los cuales la obra habla sola sin dejar lugar a dudas para malentendidos. Una intervención hecha con el mismo criterio de restauración que en una obra de pintura, es decir, donde solo la materia de la obra de arte es sujeto de la restauración. Y donde nadie se atreve a alterar, en lo más mínimo, el concepto y la idea arquitectónica que el arquitecto materializó en su edificio.

Nuestro clamor es que esta importante infraestructura social y cívica latinoamericana de mediados del siglo veinte merece un proyecto de restauración sincero y científico que pueda devolver a esta arquitectura a su brillante realidad de otrora, impulsando su tardío ingreso y justo reconocimiento en la historia de la arquitectura moderna.

Graziano Gasparini
Hannia Gómez

El "Rockefeller Center de Caracas" (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)

Conferencia dictada por el Grupo de trabajo de Venezuela en la 11th International Docomomo Conference, "Living in the Urban Modernity". Ciudad de México, 26 de Agosto, 2010.

English version here.

sábado, 2 de octubre de 2010

Mexico 2010 11th International Docomomo Conference

The Partaking of Modern Architecture with the City of the Past: the Case of the Centro Simón Bolívar

"Caracas, Avenida Bolivar". Photo-postcard (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana)


A building, the center of a city

The Centro Simón Bolívar of Caracas is one of the most interesting, most important ─and paradoxically─ least known examples of Social and Civic Infrastructure of Latin American modernity. Hardly any building in the world plays the dual complex role of being both a unique building and the center of a capital city.

Think it for a moment: Which modern project has been performing for more than half a century as a city center? If we make the question: What building is a tower, is a square, a bus station, a business center, a mall, a road distributor, a pedestrian connector, an urban linker and simultaneously the symbol of a city? The answer is: only Caracas´ Centro Simón Bolívar (1949-1955), by French urban planner Maurice Rotival and Venezuelan architect Cipriano J. Domínguez,who once said: "Something new and enormous in its consequences is coming, A new world emerges…"

Compared to its immediate American precedent ─and inspiration- the also multifunctional Rockefeller Center in New York City (1933), we see that while the Centro Simón Bolívar becomes the focus of all city views in the metropolitan area and it´s impossible to escape perceiving its monumental presence at the end of the Avenida Bolívar, the Rockefeller Center, with its different buildings standing in a traditional manner in their lots according to the city´s grid between 6th and 5th avenues (1, 10, 30, 50 Rockefeller Plaza or those on the Avenue of the Americas), is only noticed when it is approached. On the other hand, its subsequent American example, the 1956-60 Brasilia's modern city center, the Praça dos Três Poderes, beautiful and monumental as it is, compared to the imbricate tissue that the Centro Simón Bolívar fabricated to interact with the traditional historic city, remains as a contemplative monumental and sculptural esplanade, single-out from the rest of the city.

Therefore the importance of revisiting the Centro Simón Bolívar, a major work of Venezuelan Social and Civic Infrastructure in Latin America. A town center is the place of all citizens' activity, where the city contemplates itself and both its history and its image are portrayed, the crossroads of all its social and civic life. Due to this protagonist role, it was pioneering to conceive an infrastructure project that would function successfully and also fit formally in the existing urban fabric: the Colonial grid. In 1939, the Plaza Bolívar was still functioning as the center of the city, when new master urban plan was developed: the Plan Rotival.

Then, the square was dumped for being too small for the growth envisioned. And a new urban center was proposed. The Plan Regulador consisted basically in the invention of a new of a heart for the city. It was basically composed by a monumental avenue with several urban episodes along a single axis, that would drastically cut across the traditional grid. The first idea of the Plan was for creating a new monumental Civic Center, which ended up being the actual housing complex of El Silencio by Villanueva, around the Plaza O´Leary, the actual Avenida Bolívar´s first phase to the west, and secondly the idea of the Centro Simón Bolívar´s project, likewise the plan´s second phase.

The heroic decision of building a new heart for the city (unsuccessfully intended at El Silencio (Carlos Raúl Villanueva, 1942), "rolled about" the central axis of the new monumental Avenida Bolívar to finally anchor two blocks to the east. According to this plan, a modern general redistribution street project ─resembling an efficient electric circuit─ was embedded in the grid. Rooted in the heart of Caracas, among the tight cuadras of the Colonial Historic Center, the Centro Simón Bolívar had to land in the middle of one line of blocks in order to fabricate and enhance the monumental east-west urban axis of the new avenue. It is, after the completion of El Silencio´s neighborhood, the most important example of an architectural project following to the letter a wise, thorough and secure Urban Design Master Plan (the Plan Rotival, 1939) in all of Venezuela´s history.

The new project´s urban aspirations: its monumentality, its duality (the 30 stories-high towers, the split urban spaces, the twin lower bodies), and the long parable described to soften from west to east the great leap taken from the domestic scale of El Silencio´s perimetral blocks to the never-seen-before-in-the-city heights of the two steel structure skyscrapers, were all pre-existing ideas to the architectural project.

The second grand epic of this seven-year-long story is how the architect who received the commission, Cipriano J. Domínguez, transformed the Plan Rotival´s established guidelines into an urban architectural project that valiantly wielded all the dreams of the modernity of his time… and also his own personal dreams.

The other Twin towers

The city of Caracas entered the Twentieth-century pretty much as a forgotten city, for long time abandoned by the national government. As late as the 1930s it remained almost untouched, with its old colonial grid and a few scattered Nineteenth-century urban interventions, due to a long dictatorship that since 1908 practically moved its administration to the neighboring city of Maracay. In 1936, at the end of that period, a Direction of Urbanism was created, because "Caracas cannot longer postpone its vital need of being urbanized according to a vast program that can solve efficiently the regular functioning of the public services for the population and that can foresee its future as a great modern city".

This office started to work in the Plan Regulador for Caracas, which was officially unveiled in 1939, and was intended to fill the planning gap with the city´s increased population growth and urban development. For the conception of the plan, the government hired a company of noted French urbanists, Prost, Lambert, Rotival & Wegnestein, that would work with the local architectural experts, among them, architect Domínguez and also the Venezuelan modern master Carlos Raúl Villanueva. Of all three French experts, it was the visionary Maurice E. H. Rotival, a "Ponts et Chausées" engineer and an expert in Urbanism "with a chilling sense of smell" -as recalled one of his colleagues in the Direction of Urbanism-, the responsible in taking the leadership in the discussions of the general parti and guidelines of the Urban Design Master Plan for the new Avenida Bolívar -then called The Main Avenue-.

The project tried to incorporate in Twentieth-century Caracas the Nineteenth-century urbanism it never had. It was Rotival who envisioned "a wider approach of the Caracas situation at the time, trying to understand which role the project was to play in the city". The vision was very plastic, with a great, formal, Beauxartian approach to the city, the Main Avenue resembling a Caribbean Champs Elysées, aligned with palm trees and porticoes. The plan was to solve "the traffic problem by the creation of avenues capable of absorbing the great vehicles mass", create a "central avenue that, through its proportions and its buildings facades, would give the city a monumental character", and "build monumental plazas, paseos and parks where public movement could be organized during great festivities".

New governmental buildings like a new Capitol, a new Town Hall, Ministries, markets, schools and a Memorial for Simon Bolivar on top of the hill of El Calvario (the axis´s west end) were also a major feature in the plan. In 1945, the works in El Silencio where about to conclude, and the decision was taken to continue the avenue three more blocks to the east. At the beginning of 1946, the Governor of Caracas created the Managing Commission of the Avenida Bolívar, and Maurice Rotival was called again to return to the country to join it. This time he decided along with the Managing Commission to take a leap forward and modernize the concept of the avenue´s design, introducing subterranean passages and underground parking areas, street intersections in two levels, a complete traffic distributor scheme, underground retail, and pedestrian walkways and a monumental five-level plaza equipped with a central bus station, with the aim that the whole complex would become one day "a great urban forum".

This change of mind in Rotival was known as the "Foro Bolívar". The idea in itself was that, with the North-South streets running under the avenue buildings, it could be possible to loosen and free all the traffic of the center of the city. Of course, the proposal at the beginning was blamed as utopian, but it was finally approved by the Governor on the first day of January, 1947.

Like El Silencio, the Centro Simón Bolívar became a major urban renovation. Dozens of antique blocks were expropriated and tored down to achieve its completion… a gigantic urbanistic operation. The avenue was to have eight car lanes and two main built sections: first, three double set of blocks to the west of a lower scale relating to that of the blocks of El Silencio, that were called to become the main commercial center of the city and which would gradually increase in height, and secondly, the higher-scaled buildings´ blocks, that were originally residential, and became finally the office building towers.

Rotival was a man of ambitious urban thinking. After his vision came the urban design plan, and right from there, the architectural project of the Centro Simón Bolívar. "He wanted to make a symbol for the city, and he achieved it", said architect Gustavo Ferrero Tamayo, a member of the Managing Commission of the Avenida Bolívar, "Maurice knew it from the beginning while he was doing his drawings, and passed them to Cipriano Domínguez saying: ´This is the symbol for Caracas". Cipriano Domínguez was then commissioned to orchestrate the architectural project. When asked at the time if he felt he was capable of undertaking such an ambitious commission, he is said to have answered: "Well, I don´t know… Maybe yes!"

Now he and his team were to respond to a newly created institution, the Compañía Anónima Obras de la Avenida Bolívar C.A., who was to manage the works… but also they were to deal with the wills and caprices of the head of the State at the time, ´General Marcos Pérez Jiménez, the undeniable conducting force behind the Centro Simón Bolívar. All done in the personal architectural tropical modern language favorite of Dominguez, who is usually related to ´Lucio Costa´s Ministry of Education and Health (1937-43). Cipriano Dominguez, a graduate from Paris´ Ecole Speciale de´Architecture and a francophile, was himself a great admiror of Le Corbusier, often quoting him and remembering what he wrote in Vers une Architecture: "I am architect and an urban planner: I do plans. My temper inclines me to the pleasures of discovery. Mouvement, development, the very joy of living are my passion… I do the plans of a contemporary city".

Construction started on October, 1948. Domínguez made "with art and with dignity" all the studies to convert the Urban Design Master Plan into modern architecture. There was not an opportunity to do a Preliminary Project: it all went right from the Master Plan to the project and then to its actual construction, fast track. It is impossible to deny that political pride was on stake. Pérez Jiménez wanted a representative building to gain prestige, and he wanted it fast. He was, also, obsessed with height, raising arbitrarily the towers to 30 floors in a visit to the architect´s atelier, so they could reach the one thousand meters height bound.

The result was the legendary set of 1,000 pencil-drawings, depicting every detail of the 400,000 square meter development, completely finished after one decade of intense works, in 1958. Three parking basements, a central 80-bus station, a major underground four-channel passage that links the avenue with El Silencio, plus three underground north-south streets and, finally, two long blocks, the Bloque Norte and the Bloque Sur, topped with the monumental twin towers -very often called at the time the "Caracas Rockefeller Center"-, completed the complex.

The Centro Simón Bolívar, was a success in every sense, from its original concept to even its use and abuse, sixty years later. It became the image of Caracas and the formal symbol of the city´s modernity, and it still is, although the city has grown four times since its construction. A bronze plaque in the building commemorates the date when Caracas arrived to one million people, matching the Centro Simón Bolívar´s opening.

The CSB has since become the most emblematic building in Caracas. It is a modern multifunctional body, a work of civic and social infrastructure, an architectural icon that wields all the dreams of the modern architecture of its time ─especially those of Le Corbusier─, with ample free plans, pilotis, ramps, brise-soleils, garden terraces. A tropical modern architecture that in the academic manner aligns symmetrically its volumes and large open spaces along the Avenida Bolívar´s axis.

However, the once radiant "Torres de El Silencio", after many years of lack of maintenance and survey, coupled with the intensive office use, is in a deplorable state. Now that Caracas has arrived to four million and a half people, the Centro Simón Bolívar is facing a new threat: it will soon undergo a major restoration that already threatens to be very controversial… Nobody can guarantee that it will be done respectfully, according to its original project.

As Graziano Gasparini wrote in Listening to the Monumentː “There is an issue that should be stated very clear, as once said Solá-Morales: “each building has its own capacity to express itself. Intervention issues in historic architecture are neither abstract problems nor problems that can be formulated once and for all, but instead problems that are raised as concrete problems over concrete structures. Maybe for this, letting the building talk is still today the first responsible and lucid atittude when confronting a restoration problem…”.

There are many concrete cases that demonstrate how superfluous some rules and statements are: cases in which the work talks alone with no chance of misunderstandings. An intervention done with the same criterion of the restoration of a fine art painting, that is to say, only the matter of the work of art is the subject of the restoration. And where no one dares to alter, in the least, the conceptual and the architectural idea that the architect materialized in his building.

Our claim is that this major Mid-century Latin American Social and Civic Infrastructure deserves a sound and scientific restoration project that will return its architecture to its once brilliant reality, fostering its late entrance and fair recognition in the history of modern architecture.

Graziano Gasparini
Hannia Gómez

The Centro Simón Bolívar under construction (f. Arturo José Fajardo Kiehl - Archivo Fundación de la Memoria Urbana)

Lecture given by the Venezuelan Working Party at the 11th International Docomomo Conference, "Living in the Urban Modernity". Ciudad de México, August 26th, 2010.

Versión en castellano aquí.